Judit 14

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1 Judit les dijo: «Escuchadme, hermanos. Tomad esta cabeza y colgadla en el saliente de nuestras murallas.

2 Y apenas despunte el alba y salga el sol sobre la tierra, empuñaréis cada uno vuestras armas y saldréis fuera de la ciudad todos los hombres capaces. Que se ponga uno al frente, como si intentarais bajar a la llanura para atacar la avanzada de los asirios. Pero no bajéis.

3 Los asirios tomarán sus armas y marcharán a su campamento para despertar a los jefes del ejército de Asiria. Correrán a la tienda de Holofernes, pero, al no dar con él, quedarán aterrorizados y huirán ante vosotros.

4 Entonces, vosotros y todos los habitantes del territorio de Israel saldréis en su persecución y los batiréis en retirada.

5 «Pero antes, traed aquí a Ajior el amonita, para que vea y reconozca al que despreciaba a la casa de Israel, al que le envió a nosotros como destinado a la muerte.»

6 Hicieron, pues, venir a Ajior desde la casa de Ozías. Al llegar y ver que uno de los hombres de la asamblea del pueblo tenía en la mano la cabeza de Holofernes, cayó al suelo, desvanecido.

7 Cuando lo reanimaron, se echó a los pies de Judit, se postró ante ella y dijo: «¡Bendita seas en las tiendas de Judá y en todas las naciones, que, cuando oigan tu nombre, se sentirán turbadas!»

8 «Y ahora, cuéntame lo que has hecho durante este tiempo.» Judit le contó, en presencia del pueblo, todo cuanto había hecho, desde que salió hasta el momento en que les estaba hablando.

9 Cuando hubo acabado su relato, todo el pueblo lanzó grandes aclamaciones y en toda la ciudad resonaron los gritos de alegría.

10 Ajior, por su parte, viendo todo cuanto había hecho el Dios de Israel, creyó en él firmemente, se hizo circuncidar y quedó anexionado para siempre a la casa de Israel.

11 Apenas despuntó el alba, colgaron de la muralla la cabeza de Holofernes, tomaron las armas todos los hombres de Israel y salieron, por grupos, hacia las subidas.

12 Al verlos los asirios, comunicaron la novedad a sus oficiales, que a su vez la fueron comunicando a sus estrategas, comandantes y a todos sus jefes,

13 hasta llegar a la tienda de Holofernes. Dijeron, pues, a su intendente general: «Despierta a nuestro señor, porque esos esclavos tienen la osadía de bajar a combatir contra nosotros, para hacerse exterminar completamente.»

14 Entró, pues, Bagoas y dio palmadas ante la cortina de la tienda, porque suponía que Holofernes estaría durmiendo con Judit.

15 Como nadie respondía, apartó la cortina, entró en el dormitorio y lo encontró tendido sobre el umbral, muerto y decapitado.

16 Dio entonces un gran grito, acompañado de gemidos, llanto y fuertes alaridos, al tiempo que rasgaba sus vestiduras.

17 Entró luego en la tienda en que se había aposentado Judit y, al no verla, se precipitó hacia la tropa gritando:

18 «¡Esas esclavas eran unas pérfidas! Una sola mujer hebrea ha cubierto de vergüenza la casa del rey Nabucodonosor. ¡Mirad a Holofernes, derribado en tierra y decapitado!»

19 Cuando los jefes del ejército asirio oyeron estas palabras, su ánimo quedó turbado hasta el extremo, rasgaron sus túnicas y recorrieron el campamento lanzando gritos y voces.